Invasión
Autor: Guillermo González Hernández
Señor. Hemos recibido una potente señal desde uno de
nuestros satélites. Se trata de un objeto no identificado que se encuentra
cerca al cuadrante G-707.
- Eso es cerca del circuito lunar ¿saben qué es?
- No tenemos una certeza absoluta, señor.
- Bueno, pero ¿qué muestran las imágenes satelitales?.
Lo único que conseguimos fue
esto.
El operador Garand le enseñó una fotografía que mostraba una mancha oscura en
medio del infinito espacio. Sin embargo, el cuadrante señalado se encontraba
demasiado cerca del planeta.
- ¿Por qué no lo detectaron antes los radares? – señaló airado el Director de
Operaciones.
- No lo sabemos. Las alarmas se encendieron hace un momento- puntualizó el
operador.
- ¿Y qué sabemos entonces? – su rabia se hizo sentir en todo el salón.
- La mancha oscura que muestra la fotografía, no se trata de un meteorito ni
mucho menos de un cometa.
- ¿Y qué es? ¡Garand, deme una respuesta ahora!
- Señor…parece ser – Garand hizo una pausa- parece ser una nave.
¡Una nave! No había ningún control espacial ni despegue autorizado. Se suponía
que el flujo aeroespacial debía estar despejado. No podía ser. Una nave en el
sistema lunar significaba sólo una cosa: era de otro planeta.
- Llamen al Alto Mando de inmediato- ordenó Darent, quien, por ser Director del
programa debía encargarse de los protocolos que demandaba esta situación –
nadie sale ni entra del edificio sin mi autorización.
La noticia había sorprendido a todos en el centro espacial. Si bien habían
ideas y supuestos sobre vida en otros rincones del universo, jamás se había
logrado comprobar; jamás, a pesar de todos los viajes e investigaciones, se
había logrado establecer un contacto o comunicación con otros seres. Lo que
estaba sucediendo era un hecho sin precedentes.
La intranquilidad e inquietud desbordaban a los operadores. Darent había
marcado lo ocurrido como un asunto de alta seguridad, dándole de paso la máxima
confidencialidad posible. Hasta no confirmar nada, no podían alarmar a nadie.
Cuando el Alto Mando se presentó, Garand trabajaba, junto a otros expertos, en
las últimas imágenes y señales de onda que habían obtenido de los distintos
satélites. La tensión se acrecentó mucho más, ya que ahora no sólo estaba la
primera nave, sino que habían aparecido tres más.
- Infórmenme sobre lo que sucede – ordenó Kipe, Líder del Alto Mando.
- Hace unos momentos descubrimos una nave en el sistema lunar, sin embargo, los
últimos datos señalan la posición de tres objetos en los cuadrantes G-409,
G-506 y G-200, respectivamente- informó Garand mientras señalaba los objetos en
la enorme pantalla.
- ¿Sabemos algo más?
- Según los cálculos… estarán en nuestra atmósfera en 37 ciclos.
- ¡Qué! – el pánico se presentó en los ojos de Kipe – Den la alerta máxima y
preparen las tropas de inmediato – ordenó con nerviosismo a uno de los hombres
que lo acompañaban.
Los siguientes minutos fueron una eternidad en el centro de operaciones
espaciales. A las cuatro naves que aparecían en el radar se sumaron cerca de
diez más, y que se posicionaban en diferentes cuadrantes del sistema lunar. El
alto mando lanzó la alarma a las tropas de todo el planeta; el mensaje era
claro: preparen la defensa ante una inminente invasión.
Cuando la primera nave se dejo ver no se parecía a nada de lo que se hubiesen
imaginado. No se parecía a otras naves del planeta ni se asemejaba en lo más
mínimo a las invenciones de ningún artista. Costaba trabajo describirlas,
parecía salida de otra realidad. No llevaba una gran velocidad, pero hacía un
ruido terrible. Descendió lentamente en una de las laderas del pueblo de Okha,
en donde se posó destruyendo una de las granjas del lugar. No se trataba de un
objeto enorme, sin embargo, sus dimensiones superaban a cualquiera de las naves
que poseían las tropas.
BIOGRAFIA DE AUTOR:
Guillermo González nació en Tenerife, España en 1945.
Natural de un pueblo del norte de la isla llamado Tejina. Es un catedrático de piano.
Ha obtenido críticas en las que se cita su profundo conocimiento y versatilidad
interpretativa de la literatura pianística de todas las épocas. Es considerado
un especialista en música española, su repertorio incluye las integrales de Albéniz, Falla y E. Halffter, así como
estrenos de diferentes autores españoles contemporáneos.
Ha realizado numerosas grabaciones discográficas, destacando las dedicadas a la obra
pianística de Aleksandr Skriabin, E.
Halffter, Falla, García Abril. Su disco “Obras
para piano”, de Teobaldo Power, mereció el
Premio Nacional del Disco en 1980.1 Es socio de la Sociedad General
de Autores y Editores (SGAE)
OPINION:
La estructura de la novela, tiene
la esencia, de novelas anteriores en donde se han realizado películas de ficción.
Aun tomando en cuenta la creatividad del autor, para darle una esencia de su autoría.
Al leerlo, uno se está viviendo, la novela, ya que su narración acelerada de
los sucesos, hacen al espectador. Introducirse en la historia
- Eso es cerca del circuito lunar ¿saben qué es?
- No tenemos una certeza absoluta, señor.
- Bueno, pero ¿qué muestran las imágenes satelitales?.
El operador Garand le enseñó una fotografía que mostraba una mancha oscura en medio del infinito espacio. Sin embargo, el cuadrante señalado se encontraba demasiado cerca del planeta.
- ¿Por qué no lo detectaron antes los radares? – señaló airado el Director de Operaciones.
- No lo sabemos. Las alarmas se encendieron hace un momento- puntualizó el operador.
- ¿Y qué sabemos entonces? – su rabia se hizo sentir en todo el salón.
- La mancha oscura que muestra la fotografía, no se trata de un meteorito ni mucho menos de un cometa.
- ¿Y qué es? ¡Garand, deme una respuesta ahora!
- Señor…parece ser – Garand hizo una pausa- parece ser una nave.
¡Una nave! No había ningún control espacial ni despegue autorizado. Se suponía que el flujo aeroespacial debía estar despejado. No podía ser. Una nave en el sistema lunar significaba sólo una cosa: era de otro planeta.
- Llamen al Alto Mando de inmediato- ordenó Darent, quien, por ser Director del programa debía encargarse de los protocolos que demandaba esta situación – nadie sale ni entra del edificio sin mi autorización.
La noticia había sorprendido a todos en el centro espacial. Si bien habían ideas y supuestos sobre vida en otros rincones del universo, jamás se había logrado comprobar; jamás, a pesar de todos los viajes e investigaciones, se había logrado establecer un contacto o comunicación con otros seres. Lo que estaba sucediendo era un hecho sin precedentes.
La intranquilidad e inquietud desbordaban a los operadores. Darent había marcado lo ocurrido como un asunto de alta seguridad, dándole de paso la máxima confidencialidad posible. Hasta no confirmar nada, no podían alarmar a nadie.
Cuando el Alto Mando se presentó, Garand trabajaba, junto a otros expertos, en las últimas imágenes y señales de onda que habían obtenido de los distintos satélites. La tensión se acrecentó mucho más, ya que ahora no sólo estaba la primera nave, sino que habían aparecido tres más.
- Infórmenme sobre lo que sucede – ordenó Kipe, Líder del Alto Mando.
- Hace unos momentos descubrimos una nave en el sistema lunar, sin embargo, los últimos datos señalan la posición de tres objetos en los cuadrantes G-409, G-506 y G-200, respectivamente- informó Garand mientras señalaba los objetos en la enorme pantalla.
- ¿Sabemos algo más?
- Según los cálculos… estarán en nuestra atmósfera en 37 ciclos.
- ¡Qué! – el pánico se presentó en los ojos de Kipe – Den la alerta máxima y preparen las tropas de inmediato – ordenó con nerviosismo a uno de los hombres que lo acompañaban.
Los siguientes minutos fueron una eternidad en el centro de operaciones espaciales. A las cuatro naves que aparecían en el radar se sumaron cerca de diez más, y que se posicionaban en diferentes cuadrantes del sistema lunar. El alto mando lanzó la alarma a las tropas de todo el planeta; el mensaje era claro: preparen la defensa ante una inminente invasión.
Cuando la primera nave se dejo ver no se parecía a nada de lo que se hubiesen imaginado. No se parecía a otras naves del planeta ni se asemejaba en lo más mínimo a las invenciones de ningún artista. Costaba trabajo describirlas, parecía salida de otra realidad. No llevaba una gran velocidad, pero hacía un ruido terrible. Descendió lentamente en una de las laderas del pueblo de Okha, en donde se posó destruyendo una de las granjas del lugar. No se trataba de un objeto enorme, sin embargo, sus dimensiones superaban a cualquiera de las naves que poseían las tropas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario